De las Lupercales a la leyenda de San Valentín

Publicado en por vivirenelparaiso

valentinest (1)La iglesia católica celebró por primera vez la festividad de San Valentín en el año 498 e instauró la fecha del 14 de febrero como manera de contrarrestar la festividad pagana de Las Lupercales.

 

La celebración de las Lupercales


Las Lupercales se celebraban en la Antigua Roma el día 15 del mes de febrero en homenaje del Fauno Luperco al que se consideraba un macho cabrío o animal impuro.

 

Con el tiempo se instituyeron por Evandro, rey de los arcadios, los festejos en honor de Pan Liceo, al que también se llamaba Fauno Luperco y que supuestamente protegía al lobo y a los mortales de Februo, el Dios de los inflemos similar a Plutón.   

 

Los sacerdotes que se elegían anualmente para la celebración de las Lupercales, se llamaban Lupercos y eran considerados amigos de los lobos ya se seleccionaban entre los pobladores más ilustres, que debían haber pasado con éxito en su inicio a la edad adulta por el ritual de la caza y el merodeo, habiendo mantenido en éste un comportamiento de lobos humanos.

 

Los Lupercos se reunían el 15 de febrero en el monte Palatino, en la gruta de Lupercal, después de Ruminal en honor a Rómulo y Remo. Según la mitología allí el Fauno Luperco tomaba forma de loba para amamantar a los hermanos.

 

Sacrificios en una  festividad pagana 


La leyenda cuenta que bajo la higuera que con sus raíces había detenido la cesta donde se encontraban los gemelos Rómulo y Remo los sacerdotes celebraban el sacrificio de  un macho cabrío y de un perro, ambos animales considerados impuros.

 

La ceremonia, que incluía una marca de sangre del primero de los sacrificados, en la frente de losLupercos, borrada después por un mechón de lana impregnado en leche de la misma cabra, terminaba con una carcajada ritual.

 

Después los sacerdotes salían semidesnudos, tapados sólo con tiras de las pieles de los animales sacrificados y llevando otras tiras en sus manos, con las que golpeaban a todo aquel que se cruzaba a su paso.

 

El azote de estas tiras era un acto de purificación para el golpeado y se conocía como februatio, seguramente el origen del nombre del mes de febrero.

 

La cristianización de las Lupercales


En el año 494 el Papa Gelasio I prohibió los festejos paganos de las Lupercales bajo pena de condenación eterna a quién la celebrara.

 

Para cristianizar la festividad la cambió al 14 de febrero, fecha en la que un cristiano de nombre Valentín fue martirizado y muerto en el año 270.

 

Los festejos paganos se trocaron por una procesión de antorchas pidiendo, entre letanías, la misma protección que se pedía en las Lupercales: contra la muerte y por la fertilidad, pero ya no al Fauno Luperco sino al santo cristiano.

 

El Concilio Vaticano II del año 1969 retiró la festividad de San Valentín de entre las fiestas aprobadas por la Iglesia Católica por no ser posible verificar su origen. A pesar de ello, algunas parroquias, especialmente en pueblos, siguen conmemorando el Día de San Valentín.

 

El San Valentín de los enamorados


Hasta 1969 la iglesia reconocía 11 días de San Valentín y el 14 de febrero se conmemoraba a tres de estos santos:

 

  • ·        Valentín de Terni, nombrado obispo de Interammma en el año 197.
  • ·        Valentín, mártir muerto en África junto a otros cristianos.
  • ·        Valentín de Roma, sacerdote romano martirizado y cuyas reliquias están en la Iglesia de Santa Práxedes en Roma.

Hay muchos santos que llevan el nombre Valentín, lo que no es de extrañar porque en realidad "Valentinos" era el nombre que se daba a los cristianos torturados antes de su muerte por no renunciar a su fe.



Alguno debía ser el Patrono de los Enamorados y aunque no existe una prueba real de la existencia de un San Valentín ayudando a éstos, se toma como tal, según la tradición, a un médico romano convertido en sacerdote que celebraba, a pesar de estar prohibido por el emperador Claudio II, el matrimonio de los soldados. Motivo que hizo que el emperador mandara decapitarlo en el año 270.

 

G. Vera

Etiquetado en Historia

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